martes, 8 de mayo de 2012

EL CORTEJO DEL TRIGUERO


Paseando por campos de Alcalá de Moncayo  disfruté enormemente al convertirme en un  espectador de lujo de este, uno más, síntoma inequívoco de la estación en la que nos encontramos.

Os muestro la fotografías que pude obtener (y que no reflejan en realidad la enorme belleza del momento) que espero que os sirvan para aprender a conocer mejor a este habitual pero gran desconocido ave que frecuenta nuestros campos y que a buen seguro nos estará observando en nuestros paseos.

Podría haber permanecido horas observando el gracioso “baile” que estas aves realizaban para cortejar a la hembra, pero finalmente decidí no permanecer mucho tiempo para no terminar siendo molesto ya que ,por lo normal, estas aves son muy desconfiadas y huyen en cuanto notan nuestra presencia.



El hábitat preferido del triguero son los campos de cultivo, en donde se establece pronto, sobre el mes de marzo, aunque no es un reproductor temprano y esperará a que las hierbas y cereales  hayan crecido lo suficiente para que sean capaces de esconder sus nidos (que elaboran en el suelo).

A este lugar  vuelve año tras año, ocupando la misma parcela de tierra o el mismo hueco del suelo.

A partir de la segunda quincena de marzo muchos trigueros se han establecido ya en su territorio, pero la gran mayoría no lo hacen hasta la primera semana de abril. Pronto los machos comienzan a realizar vuelos cortos en vertical, cerniéndose a baja altura con las patas colgando o volando en círculos sobre el lugar donde está posada la hembra. De acuerdo con observaciones de Walpole-Bond (1938), varios trigueros de ambos sexos pueden llegar juntos a un territorio. Inesperadamente todos comienzan a volar erráticamente cerca del suelo y a cernirse a baja altura, actitudes parecidas a las de los estorninos cuando cazan moscas y mosquitos.




 Estas evoluciones pueden descubrir, indudablemente, un significado amoroso, teniendo en cuenta que sólo son observadas durante la reproducción. En cualquier caso, el macho tiene a intervalos y en pleno vuelo un curioso temblor en las alas que a veces llega a ser un débil, pero apreciable, estremecimiento.





Los nidos están situados normalmente en el suelo entre la hierba o al abrigo de una planta, y a menudo ocupando una oquedad en la tierra. Siente este pájaro predilección por campos donde crecen las centauras Centaura nigra y los cardos. Consecuentemente muchos nidos están cerca de estas plantas. Otros no en el mismo suelo, sino a una altura sobre él que puede oscilar entre 50 y 150 centímetros, normalmente en arbustos o tojares. Los trigueros que comienzan la nidificación algo retrasada pueden hacer su nido en tierras cultivadas, lo mismo que las segundas puestas de los más madrugadores.


 También hay nidos en taludes con no mucha pendiente y zonas de campo improductivo llenas de plantas parásitas y ortigas. La construcción del nido corre enteramente a cargo de la hembra, que aporta el material y lo entrelaza. Muy rara vez se ha visto a un macho acercarse al nido con alguna hierba. El nido es bastante descuidado y está formado por tallos y hierbas secas, ocasionalmente también verdes, y forrado en su interior por hierba fina y pelos. Algunos tienen una pequeña ramita de tojo e incluso musgo.







































Textos en:   pajaricos.es



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