Su matraqueante alarma llama poderosamente la atención. Al acercarnos, sale un momento al descubierto, nos mira atentamente desde lo alto de una rama y casi sin darnos tiempo a observarla, se vuelve a meter en el fondo del arbusto o vuela como a sacudidas hacia otro próximo.
Pocas veces se las puede ver volar grandes distancias y más a menudo pasa el tiempo husmeando entre las ramas bajas de matorrales y arbustos sin parar un instante de lanzar su característica voz. Si se observa al descubierto, permite aproximarse unos cinco metros y al volar muestra claramente las rectrices exteriores blancas de la cola. Es un pájaro de hábitos reservados al que cuesta trabajo incluso ver.
Identificación: Los machos poseen la cabeza negra en contraste con el color blanco de la garganta y parte inferior de los carrillos. La espalda y dorso de las alas tienen un tono gris pizarra o ceniza oscuro con un ligero tinte pardusco. El pecho y el vientre son blancos, aquél a veces tiene un ligero tinte rosado. La cola es muy oscura, casi negra y destacando mucho el blanco de la pareja exterior de rectrices. El pico negro con la base de la mandíbula inferior más clara y los tarsos y los pies color carne. El iris de los ojos es castaño o pardo y está enmarcado por un anillo orbital de color rosa salmón en los adultos y pardo rosado en los jóvenes. Las hembras tienen un plumaje mucho más apagado. Prácticamente la cabeza tiene el mismo color pardo grisáceo que el resto de las partes superiores y no produce la impresión del encapuchado del macho.
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Alimentación: Principalmente insectos, pequeños moluscos y en invierno frutos.
Hábitat: Matorrales y campos baldíos.
En: www.pajaricos.es/
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