El gran capricornio (Cerambyx cerdo), también conocido como capricornio mayor ycapricornio de las encinas es un escarabajo de la familia de los cerambícidos (escarabajos de largas antenas). Los ejemplares adultos miden entre 53 y 62mm, son xilófagos, es decir, se alimentan de madera, y sus larvas hacen toda una red de túneles en el interior del tronco y las ramas de los árboles.
La hembra deposita los huevos en la corteza de las ramas y del tronco de encinas, alcornoques y rebollos, aunque no desprecian otros árboles de gran porte. Las larvas eclosionan y se internan en el interior del tronco donde viven entre dos y cuatro años excavando galerías. Cuando alcanza entre 7 y 9 centímetros de longitud, antes de producirse la metamorfosis, la larva excava una galería que asoma al exterior para dar una vía de escape al insecto adulto y prepara una cámara más amplia en el interior donde se transformará en ninfa y crisálida. Al año siguiente, durante la primavera o el verano, el adulto sale al exterior. Los adultos son sumamente agresivos entre sí, tanto los machos como las hembras, y se mutilan con sus potentes mandíbulas si se encuentran en un tronco. Viven no más de dos meses y se alimentan de savia y jugos vegetales exudados por los árboles del ecosistema mediterráneo.
Algunas especies, como Cerambyx welensii, son tan parecidas que pueden confundirse con el Cerambyx cerdo.
El Cerambyx cerdo es una especie amenazada en el norte de Europa, donde sus hábitats naturales han desaparecido o se han reducido al mínimo, y, por ello, ha sido incluido en una serie de directivas destinadas a protegerlo. En España, en cambio, es relativamente abundante, existe prácticamente en cualquier lugar en el que abunden los alcornoques, encinas y coscojares. En ciertas localidades esta especie puede presentarse incluso con tal abundancia que llega a tomar dimensión de plaga. En estos casos se transforma en una seria amenaza para los árboles, puesto que las larvas realizan galerías de varios centímetros de grosor a lo largo de su desarrollo. Si el número de larvas en el árbol es elevado, la solidez de éste se debilita, sus ramas se fracturan con frecuencia y los troncos pueden ser derribados por el viento.
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