Hace unos días subimos
al blog un post en el cual os mostrábamos las extrañas formaciones
que presentaban las puestas de huevos del sapo corredor.
Hemos visitado el lugar
en varias ocasiones para comprobar la evolución de aquellos huevos;
y finalmente hemos comprobado como los pequeños renacuajos han ido
desarrollándose poco a poco hasta alcanzar el punto en su evolución
en el cual han dejado de ser unos pequeños puntos negros con cola
que incesantemente recorrían la charca, para convertirse en unos
diminutos sapitos que poco a poco van abandonando el lugar en donde
fueron depositados.
Como recordaréis, la
puesta de huevos era inmensa en cuanto a cantidad de huevos; y es que
sólo muy pocos de ellos conseguirán, tras eclosionar, llegar a dar
lugar a un sapo corredor adulto, ya que los diminutos sapitos que
poco a poco van abandonando la charca que les vio nacer, serán
presas fáciles para cualquier depredador que tope con ellos, debido
a su indefensión y a la lentitud con la que se moverán por el nuevo
medio (terrestre ahora) en el que van a desenvolverse.
Una de las diferencias
fundamentales entre las ranas y los sapos corredores es que éstos
últimos no habitan las charcas y sólo las visitan para desovar; es
por ello que les resulta más difícil la supervivencia, ya que deben
abandonar su medio para adentrarse en la espesura (en este caso) de
los carrascales.
Podéis observar en
estas fotografías el momento en el que los pequeños sapos
corredores salen de la charca para iniciar una etapa en su evolución.
En una de ellas podréis ver una comparativa de tamaño.
¡¡¡SUERTE!!!
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