Hace muchos
años, en un pueblecito de Huesca, me enseñaron a predecir un día de lluvia de
la siguiente manera: “Cuando veas merodeando a un petirrojo cerca de algún
lugar poblado, por pequeño que sea, prepara el paraguas para el día siguiente”.
Estos días
primaverales, en los que la lluvia ha estado cada dos por tres con nosotros, he
tenido muy cerca de casa a este simpático pájaro que en días despejados sólo
observo en el bosque.Sigo intentando
averiguar la base científica, lógica de esta relación entre su presencia y la
lluvia porque, aunque ahora la desconozco he comprobado, experimentándola a lo
largo de estos años, que existe.
El conocimiento
tradicional o sabiduría popular ha
adjudicado a los animales propiedades predictivas en lo que al tiempo meteorológico
se refiere. Muchos son los que niegan estos comportamientos basados en
observaciones y no en estudios científicos; pero lo cierto es que muchos de
esos comportamientos tienen una base lógica que bajo ciertas circunstancias
hacen que el pronóstico sea bastante exacto y válido.
Seguramente
muchos habréis oído que el vuelo rasante de la golondrina anuncia lluvias. La
explicación que se da a este comportamiento es la diferencia de presión
atmosférica; algo que si debe atribuirse a patos, gansos, cigüeñas y hasta
buitres, pero no a las golondrinas, o no totalmente, ya que lo que influye en
estas últimas es el comportamiento de los mosquitos, ya que se ha observado que
cuando se aproxima el mal tiempo, evitan las capas altas de la atmósfera en
donde los vientos podrían abatirlos y con el buen tiempo se elevan a mayor
altura donde tienen más probabilidad de encontrar pareja con la que aparearse.
De lo anterior se deduce, que cuando las golondrinas vuelan alto, y está muy
nublado, sabemos que no señalan agua, la razón es que los mosquitos han subido
a esa altura para aparearse) por que las corrientes de aire son suaves. Y las
golondrinas aprovechan la ocasión para darse un banquete.
Por lo tanto,
cuando las golondrinas vuelan bajo, y es un día soleado, los mosquitos están a
ras de suelo, porque en altura hace viento, y el hecho de eso de que las
golondrinas vuelen muy bajo se ha comprobado que señalan agua.
Es conocido y
aceptado que algunos animales poseen una sensibilidad especial a los cambios de
presión. Las ranas, por ejemplo, fueron utilizadas durante años como
“barómetros” y así, cuando las ranas croaban más a menudo se lo consideraba una
señal de lluvia.
Si es verdad
que algunas de las cualidades predictivas de los animales pueden ponerse en duda,
como por ejemplo la creencia de que cuando la ardilla almacena muchas nueces
hay que esperar un invierno duro, ya que en realidad almacenan tanto como
pueden.
Podríamos
poner miles de ejemplos en los que la Naturaleza parece indicarnos los cambios meteorológicos;
muchos de ellos tendrán su base científica y otros estarán basados únicamente
en ese conocimiento o tradición popular; de una u otra manera tendrán su explicación
que nos convencerá más o menos.
No creo que el
comportamiento del petirrojo sea algo casual y que, al igual que en otros
casos, como el de las golondrinas, por ejemplo, tendrá su explicación…y yo voy
a seguir buscándola.
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