Sí, la fotografía que ilustra este post es un poco pobre, lo
sabemos, pero, a pesar de haber visto a este divertido animal en varias
ocasiones, ésta vez es la única que hemos podido captarlo (a gran distancia)
con nuestra cámara.
Como en otras ocasiones, prometemos seguir insistiendo hasta
que consigamos una imagen mejor del mismo; pero como lo que se trata de hacer
en este modesto blog es mostrar la
Fauna y flora moncaína a través de nuestras fotografías, nos
atrevemos a subirla para dejar constancia de su avistamiento. Gracias y
disculpas por la calidad de la misma.
Este ejemplar fue fotografiado en el camino que lleva de
Alcalá de Moncayo a Morana.
El conejo es una especie de mamífero lagomorfo de
la familia Leporidae, y el único miembro del género Oryctolagus.
El conejo es un animal gregario y territorial (territorios
de menos de 15 m² ,
en ocasiones solo 1 ó 2). En óptimas condiciones de terreno y alimento
prefieren vivir en largas y complejas conejeras o madrigueras En ellas habitan
de 6 a 10
individuos adultos de ambos sexos. La jerarquía de dominancia es
importante en los machos ya que establece quién tiene prioridad para el
apareamiento.
Animal de hábitos nocturnos y crepusculares, se alimenta
desde que anochece hasta que amanece y pasa la mayor parte del día en sus
madrigueras.
Habitualmente son muy silenciosos pero emiten fuertes
chillidos cuando están asustados o heridos. Otros tipos de comunicación son los
olores y el contacto físico.
Ante la presencia de un potencial depredador permanece
inmóvil intentando pasar desapercibido antes de huir a la carrera hasta un
refugio. Este comportamiento provoca muchos atropellos, especialmente durante
la noche.
Golpean el suelo con sus patas traseras, y lo pueden hacer
varias veces dependiendo de lo exaltados que estén, cuando se enfadan, tienen
miedo o las hembras no se dejan cubrir durante la reproducción.
La abundancia de la especie, se basa, además de en su
capacidad reproductora, en su condición de fitófago con doble
digestión, asemejándose a los rumiantes. En efecto, el conejo practica
la cecotrofia, de modo que las heces blandas (cecotrofos), ricas en
bacterias y proteínas, son reingeridas para un segundo tránsito
digestivo.
En general seleccionan plantas compuestas, leguminosas
y gramíneas vivaces de escasa talla y con tendencia a formar céspedes. En
invierno su régimen consta de tallos y cortezas de arbustos. Puede cavar la
tierra para encontrar raíces, semillas y bulbos; también es capaz de escalar
arbustos y matorrales para comer los más jóvenes retoños.
Un adulto consume de 200 a 500 gramos de plantas al
día. Cuando los conejos están presentes en densidad importante, su impacto
sobre el medio es importante: traban la reproducción de ciertas especies de plantas
pero también, en consecuencia, de animales.
Son fértiles durante todo el año pero la mayor cantidad de
nacimientos se dan durante la primera mitad del año. El periodo de gestación dura
32 días y las camadas oscilan normalmente entre 4-12 individuos. Pueden tener
varias camadas al año aunque los abortos y la reabsorción de embriones son
comunes, posiblemente debido al estrés al que esta especie está
siempre sometida.
Los neonatos, llamados gazapos, nacen sin pelo y ciegos. La
madre sólo los visita unos pocos minutos al día para cuidarlos y alimentarlos
con su leche. Los pequeños son destetados a las cuatro semanas de vida y tanto
machos como hembras alcanzan la madurez sexual hacia los 8 meses de edad.
Aunque pueden llegar a vivir 10 años, el 90% de los ejemplares no supera el
primer año de vida.
Gran parte del éxito reproductivo del conejo doméstico
reside en la ovulación inducida, donde los óvulos sólo son
liberados en respuesta a la copulación. Por otro lado, la placenta permite
un alto grado de contacto entre la circulación materna con la de los fetos, al
igual que la humana. Por esto mismo son muy útiles para el estudio de la embriología humana.
En: es.wikipedia.org
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