Desde que Rocío nos habló de esta ruta no hemos parado hasta
poder conseguir un momento oportuno para hacerla tras varios intentos fallidos
por realizarla; pero hemos seguido sus consejos (muchas gracias,
Rocío http://encantodelmoncayo.blogspot.com.es/2011/07/lituenigo-ruta-de-los-embalses-circular.html
) y finalmente hoy, con miedo a que la lluvia nos acompañase, lo hemos logrado.
Hemos salido de Lituénigo en dirección al Moncayo y hemos
aparcado el coche en una curva cerrada que hay a unos 100 metros , desde donde,
cruzando la calzada, hemos llegado a un punto en donde se indica el camino a
los acebillos, llegando al poco a una zona recreativa (maravilloso lugar para
pasar una rato almorzando con la familia).
Desde allí el camino no tiene pérdida ya que se trata de
seguir el camino principal dejando las derivaciones que podamos encontrar. Nosotros,
de todas maneras, nos hemos puesto como guía la imagen del santuario de la
Virgen del Moncayo para no perder el norte.
Llegaremos a una gran encina que nos indica el momento en el
que debemos cruzar el barranco y continuaremos en una suave ascensión hasta
llegar primeramente al embalse del Prado y un poco más arriba, casi un kilómetro,
llegaremos al embalse del Pedregal. Para Rocío es uno de los lugares más
bonitos del Moncayo, y nosotros no le quitamos la razón.
La vuelta la realizaremos por el lado contrario por donde
hemos llegado ,hasta pasar una vez más por el primer embalse y, tras unos pocos
metros encontrar un cambio de sentido en una pronunciada pendiente a nuestra
izquierda que nos llevará de retorno a Lituénigo.
Los aficionados a la botánica tienen, sobretodo en estas
fechas, un lugar maravilloso en donde entretenerse gracias a la variedad de
especies que comienzan a florecer y a los bosques de pinos, chopos, encinas,
etc… de los que se va a poder disfrutar. Para los amantes de la fauna es también
un lugar privilegiado para poder observar el vuelo del Ánade Real, de alguna
que otra rapaz (nosotros hemos tenido la suerte de poder ver a un águila
calzada) o algún que otro corzo que nos puede salir en el camino.
Nosotros hemos tardado poco más de dos horas de hacer el
trayecto; si bien es verdad que nos hemos tomado tiempo para disfrutar del
lugar y para fotografiar las bellezas que encontrábamos a nuestro alrededor.
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