También llamada popularmente mariposa
africana y polilla del geranio, es una especie de lepidóptero
perteneciente a la familia de los licénidos. Originaria de Sudáfrica,
se ha aclimatado en la región mediterránea, donde se introdujo accidentalmente
en la década de 1980, y actualmente ya es habitual hasta en la Costa
cantábrica. Se ha convertido en muy poco tiempo en una auténtica plaga para
los geranios, ya que en su fase previa como oruga se alimenta de
ellos. Puede atacar también a hortalizas como la berza.
Entre mayo y octubre las mariposas (de pequeño tamaño y alas
color castaño o café) depositan sus huevos en las plantas, principalmente sobre
las flores. Los huevos eclosionan y las diminutas larvas se introducen por
la corola al pedúnculo o tallo de la flor, de cuya savia se
alimentan. Luego taladran el tallo y salen para pasar a otro; los orificios son
el primer signo de su presencia (como ocurre con la carcoma en la madera).
Los daños en las plantas sólo son evidentes días después de haberse iniciado el
ataque, cuando los tallos afectados se ennegrecen y truncan.
La oruga, de color verde, crece hasta alcanzar
aproximadamente uno o dos centímetros de longitud y en sus últimos días adopta
un color más oscuro. Normalmente pasa desapercibida ya que se desplaza por el
reverso de las hojas; se alimenta de ellas y de los brotes más tiernos pero
prefiere el interior de los tallos. Con el tiempo, las hojas mordidas muestran
galerías que se han vuelto traslúcidas. La oruga se transforma en crisálida y
mariposa, y el ciclo se repite varias veces en el mismo año.
En Europa este insecto no tiene enemigos naturales que
controlen adecuadamente sus poblaciones por lo que muy frecuentemente se
hace necesario el control químico para evitar los daños en las plantas.
Para combatir esta plaga existen varios remedios químicos
como insecticidas, pero requieren una acción metódica y regular, y lo
preferible es anticiparse con un tratamiento preventivo. Si las plantas a
proteger son pocas, el remedio casero más fácil es rociar las flores con un
insecticida; las mariposas evitarán posarse en las flores, pero hay que repetir
la aplicación a medida que brotan flores nuevas.
Existen productos en polvo igualmente efectivos contra las
orugas, pero sólo las afectan cuando éstas se desplazan de un tallo a otro, y
tienen el inconveniente de que manchan y deslucen las plantas. Una vez que la
oruga se introduce en el tallo es muy difícil que los tratamientos le afecten a
menos que se utilice algún insecticida sistémico que al absorberlos la planta y
pasar a la savia, llega a la zona donde se encuentra y alimenta la oruga.
Si la plaga está ya instalada conviene cortar y destruir los
tallos afectados ya que la savia no discurre bien por ellos y tendrán un pobre
desarrollo.
Si abrimos longitudinalmente un tallo afectado observaremos
una galería con los excrementos oscuros de la oruga. El mal causado por ella se
puede agravar si los excrementos originan focos de hongos. Normalmente el
hallazgo de los daños es posterior en varios días a la estancia del gusano, por
lo que además de cortar las ramas afectadas se deben examinar las vecinas,
principalmente el reverso de sus hojas.
En: es.wikipedia.org
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