En los breñales , una llamada atrae nuestra atención
por su vigor y su tono burlón o irritado: es el «trectrec-trec» de la Curruca Rabilarga.
Entre las matas de brezos y los tojos, o entre los espesos
jarales, esta minúscula curruca sólo se advierte por el oído. Muy viva y ágil,
se desliza incansablemente a través de los matorrales. Con paciencia se podrá
advertir una pequeña bola de plumas oscuras, prolongada por una larga cola, más
o menos levantada.
El observador paciente tiene más posibilidades de ver a
placer esta curruca en la época de cría, cuando el macho canta para marcar su
territorio. Este pájaro es muy sedentario e individualista; su carácter
belicoso se exterioriza cuando se trata de defender el terreno que le permitirá
criar su prole. Fieramente erguido en lo alto de un matorral, el macho lanza
con agresividad su canto.
Con frecuencia la Curruca Rabilarga
se halla en el mismo tipo de hábitat que la cabecinegra; pero aquélla suele
ocupar los puntos donde la vegetación es menos espesa, mientras que ésta se
establece en las zonas de mayor cobertura.
Identificación:
Los dos sexos tienen cola larga a menudo erguida; el macho
en invierno tiene partes superiores pardo oscuro y cabeza gris pizarra, con
partes inferiores oscuras de color vinoso; cabeza más gris en verano; la hembra
es ligeramente más parda que el macho.
Nidificación:
El macho construye nidos de prueba; el nido definitivo,
construido en su mayor parte por la hembra, en jara o brezo, de hierba,
raicillas y tallitos, está decorado con telas de araña; puesta, de abril a
junio de 3 a
4 huevos blanco sucio manchados de gris, a veces teñidos de verde; la
incubación, de unos 12 días, principalmente por la hembra; los pollos,
alimentados por ambos padres, dejan el nido después de unos 13 días;
normalmente dos crías, ocasionalmente tres.
Alimentación:
Insectos y sus larvas; algunas arañas.
Hábitat:
Matorrales y campos baldíos.
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