Pseudolucanus barbarossa es una de
nuestras joyas entomológicas. Es raro y escaso, nocturno y difícil de ver,
grande y llamativo
Es completamente negro de aspecto brillante y
puede superar los 4
centímetros de longitud
En segundo lugar, es difícil de ver: es una
especie nocturna y con período de emergencia más difuso que otros grandes
xilófagos como los cerambícidos. En tercer lugar, tiene una distribución
geográfica restringida, y ajena al ámbito anglosajón, lo que determina que no
se incluya en las publicaciones entomológicas divulgativas, hasta hace poco
producidas en exclusiva por autores británicos o centroeuropeos.
Se trata de una especie xilófaga y
saproxilófaga. Esto es, las larvas se alimentan de madera en contacto con el
suelo y la humedad retenida por éste. Su vida larvaria es exclusivamente
subterránea, de forma que se desarrolla entre las raíces y madera enterrada de
la base de viejos árboles o tocones y restos aún no derribados de árboles
muertos. Se aprovecha exclusivamente de la parte subterránea debido a su
dependencia de madera que se descompone al resguardo de la desecación de las
partes aéreas de los troncos. Sin embargo esto puede ocurrir no sólo en los
tocones y árboles muertos, sino también en viejos árboles vivos en los que una
parte de la madera enterrada ya no cumpla su función de soporte y de resguardo
de la función vascular.
Las larvas tienen un ciclo vital de dos o tres
años
Los imagos o adultos son negros, a
veces con reflejos burdeos si sobreexponemos mucho las fotos con flash. Los
machos presentan mandíbulas prominentes, curvadas hacia dentro, con un diente
mediano interior poco marcado y están acanaladas en su perfil superior (otro rasgo
distintivo entre los géneros o, mejor dicho, subgéneros, Lucanus y
Pseudolucanus). Por contra las hembras tienen mandíbulas menos prominentes pero
bien apuntadas y con el diente mediano mejor marcado, también acanaladas
Asimismo el pronoto diferencia a machos de hembras, ya que en los machos dicha
pieza (intermedia entre cabeza y élitros) está ensanchada en su mitad
delantera, mientras que en las hembras la parte más ancha del pronoto está
ligeramente por detrás de su mitad y los bordes pronotales son marcadamente
convergentes en su mitad delantera.
Por lo demás, Lucanus barbarossa, como
buen lucánido, está cuidadosamente conformado, con una escultura llena de
detalles. La antenas son acodadas, con diez artejos; el primero de ellos o
escapo es largo comparado con los demás, que se alinean haciendo codo con el
mismo. Los últimos seis artejos constituyen la "clava" antenal, se
encuentran pectinados (como las púas de un peine), siendo las laminillas o púas
más largas y separadas en los machos que en las hembras (Lucanus
cervus sólo tiene cuatro laminillas). La separación entre cabeza y pronoto
y entre éste y los élitros se encuentra protegida por una densa pilosidad
amarillo-anaranjada, y la parte inferior del cuerpo, especialmente abdomen,
también tiene densa pilosidad. Tibias dentadas, cubiertas quitinosas punteadas
y brillantes, con rebordes, cantus ocular delantero, y otros detalles
hacen que esta especie merezca un examen detenido.
En cuanto al momento, esta especie es de
aparición más bien tardía, y carece de un pico de emergencia como ocurre con
los grandes cerambícidos, de forma que se pueden ver ejemplares entre julio y
septiembre. Predominantemente de noche, si bien en algunos casos se han visto
ejemplares vivos en el crepúsculo, más hembras que machos.
Y es que este animal no sólo es escaso y
localizado, sino además difícil de ver. Es una rareza al
cuadrado.
Afortunadamente la especie es polífaga,
pudiendo habitar no sólo los Quercus sino también los árboles de ribera u
otros. Asimismo se aprecia cierta flexibilidad ecológica (como contrapunto a su
exigencia de ambientes húmedos y mesofíticos en entornos mediterráneos) en la
posibilidad de llegar a la fase adulta con tamaños bastante variables lo que contribuye a que la especie resista en
las prolongadas series de años secos .
Cuando el adulto se siente amenazado adopta
una pose agresiva, con las mandíbulas abiertas y la cabeza levantada, para
intimidar al posible depredador
Lucanus barbarossa, en la región
mediterránea, es un endemismo Ibero-magrebí, de forma que se conoce
su presencia exclusivamente de la península Ibérica y de las montañas del
Magreb desde Marruecos hasta Túnez. En la Península Ibérica
está bien distribuido, siendo más escaso en las franjas Norte y Sur, en la
primera probablemente porque se vea desplazado por su hermano
mayor Lucanus cervus; en la franja sur debido a la mayor aridez ambiental.
Por tanto esta especie parece tener su óptimo ecológico en las mesetas de la
mitad norte peninsular (donde escasea o falta Lucanus cervus) y en
las montañas de la mitad meridional, constituyendo un elemento propio de
ambientes de transición entre las regiones mediterránea y eurosiberiana.
En: sites.google.com y
herramientas.educa.madrid.org
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